Estamos a pocos días de las elecciones del 6 de Noviembre, fecha alrededor de la cual ha girado la agenda pública por lo menos un año y medio. El escenario está claro: 5 partidos o Alianzas con un juez que se inclina por uno de esos partidos . El aparato de Gobierno con todo el poder y dinero está en manos del FSLN, que se ha convertido en una especie de rector del juego electoral, manipulando a algunos “opositores” mejor que como lo hacía Somoza . Pero, ¿qué es lo que no sale en los medios?
Las elecciones realmente han sido un camino largo y complicado por recorrer, tanto para quienes están involucrados en política como para quienes no. El proceso ha estado plagado de vicios, algunos siendo sobredimensionados, otros siendo minimizados. Es un juego sucio que se juega sabiendo que la trampa es diaria.
Sí creo en las elecciones, porque soy demócrata. Y por más que tengamos un Consejo Electoral corrupto, la voluntad de la gente, el voto, no deja de ser valioso y de tener el mismo poder.
Como estudiante universitario puedo percibir mucha apatía entre la gente de Managua, sean jóvenes o adultos. No hay ganas de cambiar, mucha resignación y aceptación de lo que pueda ocurrir en Noviembre. Una suerte de pragmatismo que da náuseas, estilos de vida urbanos pero nada realistas. Exigiendo candidatos perfectos, cuando realmente lo que resulta es un reflejo del país mismo. Todos te dicen “pero si el Frente te va a ganar, no vale la pena hacer el esfuerzo”. Otros te dicen que no hay por quién votar. Hay quienes creen que su voto no va a valer. En fin, excusas sobran.
He tenido la oportunidad de acompañar a la Alianza PLI en giras departamentales, salir de la burbuja. En los lugares en que he estado, el apoyo ha sido masivo y voluntario. Se siente en la cara de la gente que hay ganas de cambiar las cosas, de vivir un país diferente y confianza en los candidatos del PLI. Rebasar expectativas ha sido lo más usual para los organizadores de las concentraciones. La gente que sale a saludar me demuestra que se vive una realidad completamente distinta, la esperanza toca a cada persona del interior. Los intentos de boicot han demostrado que hay temor de sorpresas electorales.
Managua es otro juego, es una ciudad bastante desconfiada, no nos conocemos entre nosotros y vemos todo raro. Por eso es que a veces leer el periódico o ver las noticias no es suficiente. Para tener opiniones más respaldadas, tenemos que pensar fuera de la burbuja en la que vivimos, considerar otros puntos de vista y tomarlos en consideración como parte de una realidad que trasciende foros universitarios y conversaciones elevadas. Managua puede ser el centro político, pero es el Outer Rim cuando de elecciones se trata.
A veces parece que la sabiduría campesina o rural es más valiosa que toda una biblioteca de ciencias políticas, y por eso es que hay confianza en el voto Güegüense . Lo que yo tengo claro es que hay que ir a votar, pensando en lo que le conviene más a un país como Nicaragua.
También hay que pensar en qué tipo de elecciones queremos dentro de 5 o 10 años más, y qué vamos a hacer para lograr tenerlas, ¿cómo cultivar una democracia que pueda crecer tranquila? ¿Cómo colaborar para tener una Nicaragua donde las oportunidades sean más concretas y los sueños más posibles?