En el espectro de la oposición nicaragüense, existen, aunque a muchos les moleste, una gran diversidad de opiniones. Demasiado diversa a veces, llegando a unipersonal. Hablando con algunos amigos sobre la necesidad de presentar propuestas como método de trabajo principal de servidores electos por parte de la oposición, me mencionaba que existía la corriente que opinaba que no había que proponer nada, que lo principal era protestar para sacar a Daniel Ortega y su esposa del poder.
¿Alguna vez han estado en una reunión en un evento y escuchado a alguien decir que algo no le gusta, te dice porqué y todo, pero no te ofrece alternativa de ningún tipo? Pues eso es exactamente en lo que muchos han caído.
Es que proponer es un ejercicio que requiere de más y mejor dedicación al trabajo, de tener bases y lograr crear o adaptar una idea a la realidad que tenemos o que queremos tener. Hay que informarse, tomar en cuenta opiniones, considerar situaciones y medir los tiempos para proponer.
Protestar u oponerse “porque sí” solamente requiere de ver un discurso y llegar a decir que no en la radio o en la tele. Es mucho más fácil, por eso hay tantos haciéndolo. También es fácil decir que hay que cambiar la Constitución para incluir o eliminar algo. ¿Pero es su propuesta posible? No.
Creo que quienes pensamos diferente al poder tenemos suficientes temas en los cuales podemos generar propuestas realizables. Solo hay que establecer en qué pensamos diferente, estar claros del porqué y realizar un análisis como el que mencionaba antes.
Decir que no, solo por quién lo dice no somos nosotros, no es oponerse. Es ser intransigente.