De repente me doy cuenta que sé muy poco sobre las elecciones del Caribe, donde se eligen a los Consejos Regionales este 2 de marzo.
Y realmente, muy poco de lo que pasa en la Costa se sabe en esta costa. Por eso, decidí buscar un poco de información entre amigos que están involucrados en esto, y también en los medios, que esperan a que sea la fecha para publicar algo de información de las Regiones. Ni siquiera se considera que al recuperar la extensión de mar otorgada por la Corte Internacional de Justicia en 2012, la administración de los recursos pasa también por estos Consejos Regionales. Tampoco que la concesión del Canal Interoceánico contempla atravesar la Región Sur del Caribe, o que hay otros mega proyectos como Tumarín, que se beneficiarían de los recursos del Caribe. Las elecciones deben -o deberían- ser significativas, especialmente cuando la mayoría de los habitantes viven en condiciones de pobreza extrema.
El Atlántico o Caribe de Nicaragua está dividido administrativamente en Región Sur (RAAS) y Norte (RAAN). Desde 1987, se elige un Consejo Regional por cada una de las divisiones, compuesto por 45 miembros electos directamente desde 15 circunscripciones. Es decir, que se eligen a tres representantes por cada circunscripción. Esto ocurre cada 4 años, según el Estatuto de Autonomía de la Costa.
Los Consejos Regionales son un cuerpo representativo con funciones bastante indirectas según el Estatuto publicado en 1987. A pesar de sus funciones como la elaboración del presupuesto, promover la integración regional y participar en la elaboración de políticas relacionadas a su región, el poder y las decisiones están en Managua. Esto fue parte de una charla que brindó a la Revista Envío el sociólogo Manuel Ortega en 2013. También se establece en la Constitución y en el Estatuto que los recursos naturales son administrados de manera autónoma, por los Consejos Regionales.
En la Costa Caribe reside aproximadamente el 7.9% del padrón electoral nacional, tomando en cuenta que van a poder votar 301,600 ciudadanos, y un poco más de 50 mil no cuenta con cédula. El padrón total es de 4,480,000 a nivel nacional.
Partiendo de lo multi-étnica y plural en términos religiosos y políticos que es la Costa Caribe, cada una de las 30 elecciones (30 circunscripciones) se transforma en una elección ultra-local y altamente directa, donde se elige a las personas que tienen un liderazgo dentro de esa región, pero también dentro de cada sub-grupo social. Según me comentaba alguien con experiencia electoral en el caribe, deja de importar el partido para los votantes, importa mucho más la persona por quien votan.
Otro reto de importancia es la poca conectividad en el Caribe. Es decir, las distancias son más largas por la falta de acceso. Hay que considerar lo difícil además el acceso a los medios de comunicación. Más difícil resulta ser el obtener la cédula en el Caribe. Según datos no oficiales que me enviaron, aproximadamente el 21% del padrón no cuenta con documento.
Igualmente, en el 2010, que fueron las últimas elecciones en la región, hubo un abstencionismo del 70% aproximadamente. No se conoce el número exacto debido a la falta de transparencia de la autoridad electoral. Esperamos conocerlo en esta vuelta. Además, ejercer el voto en las regiones autónomas del Caribe tiene un costo 40% mayor que lo tendría ejercerlo en otras partes del país. Un diario indicaba que el costo por votante es de C$1,115, o aproximadamente 44 dólares al tipo de cambio actual. Altísimo!
La Costa Caribe es una región olvidada por la política de Managua, pero con expresiones ciudadanas concretas. En los últimos años, han tenido que recurrir a tranques en las carreteras por problemas de transporte, disparos para conseguir cédulas y hasta gritos de independencia para atención a los problemas. ¿Pueden los Consejos atender estas situaciones?
Lo importante es que las elecciones regionales, más que una expresión formal y legal de identidad y autonomía étnica, tengan un real peso en la toma de decisiones y en el desarrollo social y económico de la región. Corresponderá entonces a los electos, ejercer la autonomía más que expresarla.